martes, 12 de mayo de 2009

La Risa y los elogiadores

Por Diego J. Kenis

La propuesta que un grupo de personas (o más bien Pablo y yo) empezamos para las elecciones del 2007 quizá pudiera no ser más que un breve capítulo en la frivolización de la política o en el banal acercamiento de algunos de sus intérpretes al común de la gente.

Puede ser futurología pero se entiende: aunque ya había sido llevada adelante en forma bastante chata por el Tinelli desestabilizador, la idea de que los candidatos a algún cargo electivo se sacaran los ojos por el favor del fanatizado público de los realities queda chica ahora que el progresista Heller y el neoliberal De Narváez invitan a los usuarios de Facebook a visitar su perfil para conocer sus propuestas electorales.

Resulta poco serio, y también se entiende. Medio masivos de comunicación que hacen todo lo posible por incomunicar se hacen portadores de las veinte verdades de políticos que rehúsan recorrer barrios y ciudades del interior, amparados en sus millones y su avión privado directo a Miami.

Recuerdo que, de aquellos capítulos grabados en la primavera de septiembre y de Saavedra, me quedó un buen concepto; a diferencia de lo que me suele ocurrir con las cosas que produzco, ésos creo que estaban bien logrados, vistos en perspectiva. Haciendo memoria, me viene a la cabeza también una reminiscencia que tiene que ver con Tinelli.

Encontré, en la inevitable repercusión de los micros, que la misma gente que festejaba las bromas del GH de Videomatch, cuestionaba que hiciéramos a nuestros políticos de pago chico blanco de ironías o caricaturas varias. Las imitaciones –que daban pistas sobre los posibles aludidos- no eran, para nada, lo más logrado de los envíos; sin embargo, concebí dos posibles respuestas: la primera, que lo que nosotros hacíamos pudiese estar más bañado de información ríspida que lo hecho por la maquinaria del boludismo; la segunda era menos presuntuosa y suponía que la gente tiende a reírse con menos complejos o miedos de lo que está allá lejos y hace tiempo.

Es por esa manía de mejorar la participación individual en la Historia sin muchos riesgos, que nadie votó a Menem, mientras que todos estuvieron en el debut de Maradona. O que un tipo se gasta la vida en hablar mediante un Libro de Visitas aquello que frente a los micrófonos colapsa.

Esperemos que este ciclo, que Frecuencia Zero reinicia este viernes, siga contribuyendo a informar críticamente, a través de la risa. Que, como dicen, es algo muy serio. A diferencia del Saavedra lleno de estatuas que nos proponen los elogiadores compulsivos.

(*) Publicado en Frecuencia Zero, el 7 de mayo de 2009.

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