viernes, 29 de mayo de 2009

Víctimas y victimarios (*)

Por Diego J. Kenis
Las víctimas son igualmente víctimas. Nadie puede decir nada a los familiares, tampoco, que recorrieron un camino de dolor que se presenta como la más angustiante de las amenazas sobre la sociedad toda y es aprovechada muy bien por los medios de comunicación actualmente en campaña y siempre en venta de pautas publicitarias, tal el caso de La Nueva Provincia, que pretende impugnar con el homicidio del día la candidatura del ex fiscal Cañón, o la de su director, Vicente Massot, quien regentea la empresa de seguridad privada Megatrans.

Las víctimas son igualmente víctimas y a los familiares su más que entendible dolor los hermana. Surge entonces el inconveniente de preguntarse por qué los victimarios no son igualmente victimarios, en este circo morboso que proponen ciertos medios. La fotografía de Luciano Martín, el presunto homicida del taxista Alfredo Pianesi, recorre los medios de comunicación, así como el relato en que se acusó a sí mismo ante el fiscal Long. Martín reconoció haber ultimado a Pianesi, así como también encontrarse drogado en el momento de cometer el crimen.

En cambio, no circulan fotos sobre Juan Enrique Peri, estudiante de abogacía del barrio residencial Palihue, que manejaba su moderno Citröen 3CV la madrugada en que mató a Tomás Osorio e hirió a otras dos personas. Tan pronto como advirtieron el peligro, sus familiares dieron de baja su perfil en Facebook, que aún aparece en el buscador Google.

No mucho más brinda internet sobre el rubio asesino al volante, lo cual nos deja ver el nulo seguimiento periodístico que se hizo sobre el tema y nos impedirá saber, a los lectores imparciales, el resultado del examen de alcoholemia al joven aspirante a abogado. Tenía “aliento a alcohol”, según el policía que lo aprehendió antes de que quedara en libertad.

Tampoco se han actualizado los datos sobre el ya mayorcito marino Marcelo Alejandro Fraga, quien en la madrugada del 16 de marzo del 2008 mató a dos estudiantes de la Universidad Nacional del Sur, cuando conducía su Ford Galaxy a más de cien kilómetros por hora en la más concurrida avenida de la ciudad de Bahía Blanca. Fraga admitió haber bebido cerveza en un local bailable del medio. Los cuerpos de los jóvenes fueron despedidos, tras el impacto, a varios metros del lugar. Las llaves, que la chica llevaba en el bolso, estaban quebradas. El conductor intentó darse a la fuga.

Por disposición de la Justicia, el marino fue excarcelado. Nadie publicó sus fotos ni declaraciones completas ante la fiscalía, para que la ciudad entera pudiera repudiarlo, pedir pena de muerte o exigir su detención.

(*) Publicado en EcoDías Nº 291, el 22 de junio de 2009.

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